El Trabajo en la Antigua Roma: Esclavitud, Libertos y Gremios

Características de los Hombres Libres y del Sistema Esclavista

Vivir del trabajo y del jornal igualaba al hombre libre al esclavo, de ahí que a medida que se difundía la esclavitud decreciera la importancia del trabajo libre. La presencia del esclavo en casa del amo acentuaba su posición de subordinación y ejecución. Sus servicios se prestaban conforme a las instrucciones ordenadas por el señor en cada momento, el cual hacía suyo el producto del trabajo realizado por el siervo según las reglas del derecho de propiedad, vista la consideración del esclavo como “res” en casi todas las épocas del derecho romano.

De la esclavitud deriva una categoría denominada locatio servi, en base a ella el “dominus” arrendaba su esclavo a otro hombre libre recibiendo a cambio una contraprestación económica. Dicha figura estaba integrada por tres sujetos:

  • El dominus del esclavo, quien lo cedía temporalmente renunciando a la disponibilidad de aquel.
  • El conductor o cesionario, que asumía el pago de la merces, beneficiándose del trabajo del siervo.
  • El esclavo, objeto mismo del contrato. Este último laboraba para la otra parte procurando una renta a su dueño con la ejecución de sus servicios por cuenta de un tercero.

El Auge de los Libertos y la Locatio Operarum Liberti

A medida que se difundía la esclavitud también se iba generando una masa cada vez más numerosa de libertos. Estos antiguos esclavos que obtenían la libertad de sus dueños a través de la manumissio, mantenían su vinculación originaria mediante un haz de deberes personales a modo de gratitud por el estatus de libertad reconocido por los “patronos”. De esta práctica nació otra figura importante en Roma: la locatio operarum liberti, la cual permitía al dominus ceder los servicios de los otrora esclavos a otros ciudadanos con su recaudación cambiaria compensatoria.

Trabajo Libre vs. Trabajo Forzoso

El trabajo libre coexistió con el trabajo forzoso durante toda la historia del Imperio, pero la entidad de ambas categorías varió ostensiblemente a medida que se difundía, asentaba o desarraigaba el régimen esclavista, existiendo una intensa relación entre el peso del trabajo forzoso y el del trabajo libre. En muchos sectores de la sociedad romana se desarrollaban actividades al margen del grupo doméstico (grupo de trabajadores libres principal). Este hecho activó un elenco de categorías que dieron un encaje institucional emergente de estas relaciones “perilaborales”

Categorías Perilaborales que Perfilaron el Trabajo

Categorías perilaborales que perfilaron el trabajo durante las sociedades grecorromanas, en la Edad Media y en la Edad Moderna.

La primera de estas figuras perilaborales fue el arrendamiento de servicios o “locatio conductio operarum”. En su virtud, un sujeto-trabajador (“locator”) se obliga a realizar una prestación de servicios por cuenta de un patrono (“conductor”) recibiendo una remuneración a cambio. Las ocupaciones liberales o intelectuales fueron excluidas de la categoría contractual del arrendamiento de servicios.

Otra figura reguladora del trabajo fue el arrendamiento de obra, o “locatio conductio operis”. Integra aquellas situaciones donde una persona (en este caso “locator”) contrata la realización de una obra o el resultado de un trabajo realizado por un tercero (“conductor”) a cambio de una remuneración. Para la validez del negocio, la obra debía realizarse con materiales suministrados por el “locator”-contratista. El elemento distintivo de este subtipo de arrendamiento estriba en el resultado práctico de la actividad (“opus”).

Las prestaciones socio-profesionales también se canalizaron al amparo de otras categorías algo más colaterales. No llegaron a tener el relieve de las figuras antes referidas, pero tampoco sirvieron para crear relaciones obligatorias con el trabajo como eje axial de tales vínculos jurídicos.

Finalmente hay que añadir la existencia en Roma de unas instituciones asociativas: los “collegia officium”, trabajadores, libertos y pequeños empresarios se agrupaban por perfiles y especialidades profesionales creando una corporación de carácter colectivo con fines asistenciales.

Organización Gremial: Caracteres, Estructura e Instrumentos de Formación

Organización GREMIAL: caracteres, estructura e instrumentos de formación.

Entre los rasgos del gremio, se sintetizan los siguientes:

  • Disfrutaban de una situación de monopolio, de manera que el gremio impedía el ejercicio de un oficio sin pertenecer a tales asociaciones.
  • Ostentaban una composición jerarquizada a través de una escala ascendente, desde los estratos inferiores a los superiores con rígidas demarcaciones y obstáculos impeditivos para acceder de uno a otro nivel.
  • Paralelamente, el gremio operaba como una entidad mutualista que asistía a sus asociados y familiares en circunstancias de gravedad.
  • Mantenían un rudimentario sistema de previsión social que cubría las contingencias más sentidas (enfermedad o muerte de sus miembros), sin perjuicio de desarrollar actividades caritativas y de sostenimiento elemental.
  • Actuaban, además, como asociaciones religiosas y de culto ya que mediante colegios menores o bajo la advocación de un santo patrón, colaborando entonces con la iglesia mediante instituciones benéficas y asistenciales.

Estructura Gremial: Maestros, Oficiales y Aprendices

El gremio se estructuraba en tres categorías: maestros, oficiales y aprendices. El ingreso (generalmente entre los dieciséis y los veinte años) se efectuaba a través del aprendizaje, figura institucionalizada que insertaba al aprendiz al servicio de un maestro para adquirir los conocimientos básicos del oficio. Pasado un cierto tiempo, que podía durar entre dos a seis años, se generaba un vínculo que en muchas ocasiones desbordaba las estrictas relaciones de dependencia, por ejemplo mediante su consideración como un miembro más del clan familiar.

Transcurrido el tiempo formativo, los aprendices pasaban a convertirse en oficiales. Desde ese momento gozaban de un estatus superior con una mayor independencia en la realización del trabajo, aunque sin eludir la supervisión del maestro.

Al cabo de unos años, el oficial podía incluso acceder al primer escalón corporativo mediante la realización de un examen teórico-práctico: la denominada “obra maestra”, cuya dificultad fue incrementándose a medida que aumentaban las actividades gremiales y el número de miembros de dichas asociaciones. Solo con la maestría adquirían independencia plena estando en disposición de abrir su propio taller y de dirigir la actividad profesional de forma autónoma.

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