La Soberanía en la Era de la Globalización: ¿Intervención o No Intervención?

La Soberanía en la Era de la Globalización

¿Qué es la Soberanía?

La soberanía es el carácter supremo de un poder supremo, en el sentido de que dicho poder no admite a ningún otro ni por encima, ni en concurrencia con él. «El manto protector que cubre el destino del Estado es indudablemente el de la soberanía: el más alto poder dentro del Estado, reflejo de la voluntad de quienes habitan en un determinado territorio´”. Sin embargo, el inicio del siglo XXI trae consigo una fuerte globalización que cuestiona el término.

Evolución Histórica de la Soberanía

Durante la Edad Media, los monarcas no alcanzaron un verdadero dominio sobre los territorios. La falta de sistemas adecuados de transporte y comunicación, además de la continua lucha por justificar como válido el poder del emperador o monarca sobre la Iglesia, no lo permitieron. “El único camino para erigir un poder común capaz de defender a los hombres contra la invasión de los extranjeros y las recíprocas injurias es conferir todo su poder y fortaleza a un hombre o una asamblea de hombres que puedan reducir sus voluntades a una única voluntad”.

Para Hobbes, los individuos ceden sus derechos para construir el Estado o lo que él llama el Leviatán, “una visión antropomórfica de un monstruo compuesto de una cantidad de pequeños seres humanos, poderoso con espada y cruz ”. Este Leviatán surge para evitar el permanente estado de guerra y su soberanía es “reconocida por los súbditos a quienes protege y de donde obtiene su legitimación”. Hobbes, al igual que Bodino, justifica el Estado absoluto, pero le da un nuevo impulso al utilizarlo como un elemento creado por el pueblo vía el contrato social. Mediante un pacto social se creaba y depositaba la confianza en un Estado que protegía los derechos naturales como son la libertad, la vida y la propiedad.

Por otro lado, Jean Jacques Rousseau afirmó que la creación del contrato social se deriva de la propiedad privada, causante de las desigualdades sociales y, por lo tanto, los problemas para mantener un orden social.

El Estado Totalitario

Con el surgimiento del Estado totalitario, aparecen nuevas tendencias como un nuevo culto a la personalidad de los líderes estatales como guías o padres, el recurrir a las instituciones políticas modernas para ejercer el poder, como por ejemplo los partidos políticos, e inclusive llega a utilizar a la democracia como forma de acceso al poder: el totalitarismo se vuelve legítimo gracias a la autoridad que le otorga el voto para inmiscuirse en todos los ámbitos del Estado.

Esto causa el reconocimiento de que el pueblo es quien decide formar el Estado como: una sociedad humana establecida en un territorio, regida por un poder supremo bajo un orden jurídico que busca la realización de los valores individuales y sociales. Sin embargo, el Estado se vuelve totalitario y sus labores y acciones poco a poco se instituyen interna y externamente por el pueblo y la sociedad internacional.

La Soberanía en la Globalización

Generado en los primeros años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el Estado benefactor es el principal actor de la actividad económica, controlando las principales áreas de producción. Generar electricidad, brindar servicios de salud y educación, infraestructura y desarrollo tecnológico son sólo algunas de las labores del Estado benefactor que tiene su apogeo entre los años cincuenta e inicio de los sesenta.

Pero su duración es corta, los problemas financieros de los setenta hacia las principales potencias (debido a la Guerra Fría), además de la aceleración de la revolución informática y de comunicación, da luz al neoliberalismo y al llamado Estado postfordista. A partir del último cuarto del siglo XX, las tareas asistenciales o de prestación de servicios públicos pasan al sector privado, y los gobiernos nacionales junto con la ONU y todas las organizaciones internacionales transforman a la sociedad internacional contemporánea en universal heterogénea.

La Globalización y sus Implicaciones

La globalización se refiere a la internacionalización de la producción, las finanzas y el intercambio. El Banco Mundial, McDonald’s, Volkswagen, carteles de droga, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), los mundiales de fútbol, las guerras y las elecciones de EUA son sólo parte de la realidad actual. Es la expansión y la profundización de las relaciones sociales y las instituciones a través del espacio y el tiempo, de tal forma que, por un lado, las actividades cotidianas resultan cada vez más influidas por los hechos y acontecimientos que tienen lugar del otro lado del globo y, por el otro, las prácticas y decisiones de los grupos y comunidades locales pueden tener importantes repercusiones globales.

Los vínculos globales abarcan desde el sistema bancario internacional, el sistema de mercados, la interdependencia económica militar, las migraciones, los reglamentos internacionales, el intercambio de intelectuales, los tratados multilaterales y los flujos de energía y tecnología, hasta los movimientos misioneros y la occidentalización de la cultura.

La emergente realidad ha establecido nuevas posibilidades para la creación de un espacio global. La nueva moda es la estrategia de integración regional y los nuevos subsistemas del capitalismo mundial, integración realizada tanto por gobiernos como por empresas, sectores públicos y privados. Esta misma interdependencia es la que ha causado la aparición de problemas globales, como son: las armas nucleares, las catástrofes ecológicas, el SIDA, las drogas, la violencia organizada, el alcance de la biotecnología, el terrorismo, el racismo, los monopolios, etc.

“En la era contemporánea las realidades y los problemas nacionales se mezclan con las realidades y los problemas mundiales”. La globalización deja atrás los paradigmas clásicos de las relaciones internacionales y trae consigo nuevos retos a superar. Pruebas de esto son la Unión Europea y el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, que con sus procesos van borrando las fronteras de los países que los integran. Los Estados son ahora espacios, territorios y eslabones de la sociedad global y, por lo tanto, se ha hecho necesario repensar conceptos políticos que se creían absolutos, como son el de soberanía, derechos humanos, economía, nacionalismo y ciudadano, entre otros.

El Conflicto entre Soberanía e Intervención Humanitaria

Los conceptos de derechos humanos y soberanía se encuentran establecidos en las leyes internacionales, que se respaldan en las instituciones internacionales como la ONU. Desde 1945, establece en su artículo segundo:

  • “La Organización está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus miembros (párrafo I).
  • Ninguna disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados (párrafo VII)”.

Ambas secciones revelan la situación internacional después de las guerras mundiales que exigía el imponer la igualdad y el respeto a la soberanía con la intención de evitar nuevos conflictos. A lo largo de su historia, no sólo es la Carta establecida en 1945 la que prohíbe una intervención, sino que se ha confirmado a lo largo de los años en diferentes documentos.

Argumentos a Favor y en Contra de la Intervención

Existe un debate sobre si se debe respetar la soberanía de aquellos Estados que permiten las violaciones masivas de derechos humanos. Entre los factores que contribuyen a esta erosión, se encuentran las acciones humanitarias que inyectan obligaciones al entendimiento general de lo que es la soberanía. Si las naciones cumplieran con sus obligaciones, el considerar una intervención sería totalmente erróneo, pero la realidad es que existen numerosos abusos y conflictos en Estados que no pueden o no quieren cumplir con sus obligaciones tanto nacionales como internacionales.

La ONU tiene la obligación de respetar la soberanía de los Estados y a la vez considerar la necesidad de proteger a los individuos. En cambio, la segunda voz argumenta que la promoción de los derechos humanos debe ser motivada por la cooperación y el consenso y no a través de la confrontación y la imposición de valores, es decir, las intervenciones. Estos Estados se resisten a las intervenciones por asuntos de derechos humanos y argumentan la necesidad de respetar la soberanía y la integridad territorial.

La Teoría de la Guerra Justa

Para justificar la intervención, se ha propuesto la “Teoría de la Guerra Justa”, es decir, las reglas que se deben considerar por los Estados para ir a la guerra (Jus ad Bellum) y las reglas que se deben considerar cuando se está en la guerra (Jus in Bello), respectivamente.

Para cumplir con la teoría del Jus ad Bellum es necesario respetar ciertos principios que son: tener una causa justa, una intención correcta, tener fuertes probabilidades de éxito, una autoridad adecuada para la toma de decisiones, además de que no se debe precipitar el uso de la fuerza y se debe esperar que el resultado de la guerra traerá algo mejor a lo que ya existía.

El Jus in Bello, que tiene la intención de guiar la conducta de los combatientes durante la guerra, se consigue solamente cuando se ha peleado una guerra justa, para luego seguir los cuatro principios de: primero, terminar la guerra cuando es el momento justo; segundo, usar la fuerza de manera proporcional; tercero, respetar la distinción entre combatientes y no combatientes; y cuarto, usar métodos de guerra que no causen sufrimiento innecesario.

Jus ad Pacem o Jus ad Interventionem

Se ha propuesto una teoría que justifique el uso de fuerza para restaurar la paz, mantener el orden, responder a desastres naturales y prevenir tragedias humanas internacionales a través de una autoridad legítima, es decir Jus ad Pacem o Jus ad interventionem. Estas teorías sólo funcionan si se tiene la intención de buscar hacer justicia, proteger o restaurar y no de hacer guerra.

El Papel de la ONU en las Intervenciones Humanitarias

Hasta el momento, la ONU es la única organización que representa la comunidad internacional y, en consecuencia, tiene como reto justificar la violencia ante el concepto de soberanía. Sus intentos por hacerlo han sido bajo los argumentos de que los efectos de los conflictos desestabilizan y ponen en peligro regiones (grandes flujos de refugiados, el intercambio de armas y conflictos transfronterizos); que los Estados no cumplen con sus obligaciones de proteger a sus ciudadanos; y que existen crisis humanitarias que requieren de una intervención inmediata.

El Consejo de Seguridad y el Problema del Veto

Si la ONU es la institución representativa de la sociedad internacional, entonces la autoridad máxima es el Consejo de Seguridad, pero este órgano de la ONU es víctima de fuertes ataques por no ser capaz de actuar cuando más se le requiere. La falta de transparencia, el incumplimiento de sus obligaciones, la lenta respuesta a amenazas y la falta de fondos son sólo algunas de las críticas; las más fuertes son el veto y la falta de representación.

El veto es considerado el problema más grande en cuanto a legalizar las intervenciones, pues aunque su intención es hacer justicia al bloquear, decisiones multilaterales mayoritarias tienen posibilidades de ser bloqueadas. El veto es un reflejo de cómo la ONU es orillada a respaldar a los países dominantes a través del Consejo de Seguridad, inclusive cuando sus miembros tomen decisiones basados en intereses personales.

Conclusión

Para evitar crisis, se deben aceptar las ideas de que los Estados no están al servicio de los habitantes, sino viceversa. Es sólo hasta después de que los gobiernos fallan que la comunidad internacional tiene la responsabilidad de lidiar con los conflictos internos, en especial cuando son violaciones masivas de los derechos humanos o genocidios. La necesidad de una intervención humanitaria surge cuando un Estado no puede o no quiere proteger a sus ciudadanos y se ve amenazada la paz y la seguridad internacional. Sin embargo, es crucial que las intervenciones se realicen bajo una autoridad legítima, como la ONU, y siguiendo principios de justicia y proporcionalidad para evitar abusos y asegurar la protección de los derechos humanos.

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